domingo, 19 de marzo de 2017

Implicaciones epistémicas de la Otredad


Hablar de la Otredad epistémicamente es abrir a la posibilidad de formas abiertas de pensar en pedagogía que no se sometan a lógicas a priori que esquematicen las formas de pensar respecto a lo “otro”. En este sentido se  habla de lo otro y se pretende  conocerlo no para iniciar su rápida captura, sino que al momento de hacer la pregunta por lo “otro” se piense que:

“Es una pregunta que vuelve a insistir sobre la espacialidad  del otro y no sobre su literalidad. Es una pregunta acerca de las espacialidades  asignadas, designadas, enunciadas, ignoradas, conquistadas. Sobre la distribución del otro en el espacio de la mismidad y en un espacio otro. Sobre el perpetuo conflicto entre los espacios. Sobre la negación y la afirmación de los espacios. Sobre la perdida y el hallazgo de los espacios. Sobre los espacios que,  aun en convivencia se ignoran mutuamente. Sobre espacios que no conviven pero que,  ciertamente, respiran su propio aire”.[1]









[1] Skliar, Carlos.  “Y si el otro no estuviera ahí? “. Notas para una pedagogía improbable de la diferencia. FLACSO, Argentina. 2002. Pág. 79 

¿Qué es la Otredad?


➤la Otredad nos permite interrogarnos sobre el sentido de nuestras formas de pensar o sobre lo que somos,  desde la lectura de Levinas la Otredad se daría en la   afección por el otro ya que al haberla la relación supone  una experiencia una relación subjetiva donde se presenta la responsabilidad en dar cuenta de mi acercamiento a ese otro, pero muchas veces en lo educativo la relación con el otro y para el otro viene a ser una relación de normalización que no  busca la afectación sino la corrección del otro  a partir de la imagen de normalidad, porque la imagen de la anormalidad es el  reconocimiento del otro como algo diferente, que no fuimos, no somos, no seremos,  ni queremos ser.