Pensar la Otredad es pensar en el otro pero como lo menciona Carlos Skliar debido a que el otro “sic. Ha sido masacrado. Ignorado.
Silenciado. Asimilado. Industrializado. Globalizado. Cibernetizado. Protegido.
Envuelto. Excluido. Expulsado. Incluido. Integrado. Y vuelto a asesinar. A
violentar. A obscurecer. A blanquear. A normalizar excesivamente. A estar fuera
y a estar dentro. A vivir en una puerta giratoria “[1] , se hace necesario causar horror en palabras de Nietzsche y re-pensar lo que todavía no pensamos de la Otredad en lo
referente cuando mencionamos la palabra preso ya que se aleja de nosotros lo que habría de pensarse
y a lo que merece pensarse, como lo menciona Heidegger “Lo que ha de ser objeto
de pensamiento se aleja del hombre, se le
sustrae. ¿Pero cómo podemos saber lo más mínimo, como podemos siquiera
nombrar lo que desde siempre se nos
sustrae?, lo que escapa de nosotros se
niega a llegar. Sin embargo el sustraerse no es mera nada. El retirarse es un
evento lo que se nos escapa puede afectarnos
e incitaros más que todo lo presente, que nos sale al encuentro y nos concierne.”[2]
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